Para que todo negocio sea productivo es importante contar con un equipo de trabajo que funcione de manera eficaz y eficiente. En pocas palabras, lograr hacer las tareas de la mejor forma y lo más rápido posible. Pero, ¿cómo lograr ese equilibrio sin complicarse innecesariamente?
- Desarrollar un plan: organizar por escrito todos los objetivos que se buscan conseguir de una manera sencilla y realista. Esto debe ser una guía motivacional para cada meta.
- Establecer una agenda diaria: la agenda debe estar enfocada en una serie de tareas que deben completarse con eficiencia.
- Priorizar lo más importante: las tareas difíciles deben realizarse en el momento más productivo del día. La idea es establecer prioridades y ser lo más eficaz posible.
- Ser perfeccionista pero con criterio: hay que ordenar prioridades y saber cuándo las cosas deben hacerse bien, excelentemente o simplemente hacerse.
- Ser proactivo: la máxima proactividad disminuye la posibilidad de que surjan problemas de cualquier tipo. Al maximizar la productividad y anteponer las prioridades de la empresa sobre cualquier otro problema personal.
- Tener disciplina: la productividad requiere disciplina, una persona que no tenga esa cualidad siempre encontrará una excusa para no hacer su trabajo.
- Delegar en los demás: un equipo de trabajo es como un gran robot bien engranado. Algunos ayudan a mover los brazos y otros las piernas. Lo esencial para aprovechar el tiempo de una manera más eficiente, es que los empleados se dividan el trabajo y cuenten los unos con los otros.
- La multitarea es una utopía: lo idea es concentrarse en una sola actividad para ser más eficiente. El objetivo es que el cerebro esté listo para la siguiente tarea sin sentirse sobresaturado.
- Saber decir que NO a las distracciones: abusar del ocio en la Internet y en las redes sociales disminuye considerablemente la productividad.
- No plantearse proyectos enormes en el corto plazo: hay que pensar en frío cuando se trata de proyectos ambiciosos, no sirve tener altas expectativas si no se ven las cosas desde un punto de vista realista. Es pertinente tener muy en claro el presupuesto destinado y dividir en varias partes el proyecto para que sea llevado a cabo de forma idónea.
- Nunca abandonar la tarea: aunque el trabajo sea duro, tedioso y parezca que nunca va ser finalizado, no hay que darse por vencidos. Continuar con perseverancia hará que terminarlo valga la pena.
- Involucrar al equipo en las actividades: comentar los posibles proyectos con personas cercanas, amigos y familiares, puede servir como una especie de incentivo emocional para culminarlos a futuro.